Educación
A principios de los años ochenta, el gobierno sandinista hizo gran esfuerzos para mejorar la situación educativa de manera sostenible. Especialmente en las regiones rurales se construyeron miles de escuelas; se contrataron docentes, y el alumnado recibió materiales didácticos gratuitos para facilitarles a todas las niñas y los niños el acceso a la escuela. Mediante una „cruzada de alfabetización“ en la que cientos de miles de jóvenes como maestras y maestros voluntarios se desplegaron en las comunidades rurales y las ciudades, la cuota del analfabetismo se redució de un 70 a un 12%.
La larga guerra contra los contrarrevolucionarios y el boicoteo económico de parte de los EEUU impedieron cada vez más de invertir lo suficiente en el sector educativo. Esta tendencia se empeoraba aún bajo los gobiernos conservativos-neoliberales hasta 2006. Bajo la presión de la política restrictiva de parte del FMI (Fondo Mundial Internacional) y del banco mundial se ejecutaron programas de austeridad con consecuencias devastadores. El porcentaje de personas sin conocimientos (suficientes) de leer y escribir de nuevo se aumentó considerablemente.
Para encontrar una solución para esta situación, las escuelas en Nicaragua recibieron un estado de autonomía. Cada escuela recibió un fondo según la cantidad de estudiantes con el cual tuvo que trabajar. De este fondo había que pagar los salarios del profesorado, los gastos para el mantenimiento, los equipos, la energía etc. No obstante, los recursos fueron tan escasos que no pudieron cubrir los gastos. Muchas veces ni se pudo pagar el salario mínimo de de los docentes. La asistencia escolar se mantenía explicitamente gratuita. Pero la realidad era otra.
Casi siempre las escuelas carecían de libros suficientos así que de hecho los objetos de enseñanza no eran gratuitos.(oder libres) . Para cerrar la brecha financiera de su escuela, los docentes tenían permiso de recibir aportes voluntarios (!) de las familias. En la mayoría de las escuelas se exigía, por la pura necesidad y en contra de los avisos del ministerio, aún más aportes, a veces como un importe mensual, como una tasa de matrícula al inicio del año escolar o para expedir los certificados. Especialmente para familias con varios hijas e hijos esta práctica significó un sobrecargo financiero, con la conscuencia que muchas veces primero se las sacó de la escuela a las niñas. De esta manera, la responsabilidad de la capaciatación de las niñas y los niños regresó del estado a los padres de familia.
La situación después de 2007
En 2007, este “sistema” ha sido suspendido; una “autonomía escolar” ya no existe. Poco a poco, la enseñza frontal es reemplazada por métodos didácticos más modernos. Los y las estudiantes reciben una merienda escolar o sea una nutrición adicional, mochilas y otros materiales de aprendizaje, a veces hasta bicicletas para llegar a la escuela. Muchas escuelas se construyeron y otras recibieron reparaturas, respectivamente. Una campaña nueva de (re-)alfabetización pudo disminuir la cuota del analfabetismo de manera significante. Al contrario de la campaña de los años ochenta, esta vez programas consecutivos garantizan que lo aprendido no se pierda.
Actividades de la Asociación
Los esfuerzos estatales no fueron ni son suficientes. Desde la mitad de los años ochenta, la Asociación Berlín ha construido escuelas, las amplió o las reparó, respectivamente. Además, todas las construcciones nuevas fueron equipadas con el mobiliario necesario, materiales didácticos y bibliotecas para las y los docentes. En todas las escuelas se instalaron huertos escolares.